A warm name for death (Misión C)

por **Alice K. Deviluke U.** Sáb Jul 06, 2013 8:04 pm

Desde mi despertar, había pensado que seria un día normal, vaya error cometí. Mis superiores apareciendo en la puerta de mi casa, entregándome un sobre con los detalles de mi nueva misión. Una furia inexplicable se apodero de mí, la sed de sangre una vez mas volvió a sentir mi cuerpo. No tarde en salir a cumplir con mi deber. No sabia como había llegado ese lugar, mi lado irracional había tomado el control, ya no tenía control de mi mismo. La furia, la cruel aplicación de la fuerza, la dulce rabia, la excitante desesperación, son partes deliciosas de esta vida. Sangre… la sangre estaba presente en el sublime escenario que pronto cambiaria. Es una esquina se podía ver el pequeño cuerpo del niño, esta llorando, podía ver claramente como sus lagrimas se derramaban sin cuidado y aun no podía terminar de entender el porque. Pero era solo una estupida pregunta, su ángel guardián, el que debía protegerlo, era peor que esos secuestradores, estaba loca, obsesiva, agrisada, no le importaba en lo absoluto lastimar a esos seres, cortar esa impura piel, dejando ver los músculos y la sangre manchar el suelo.

Solo pude sentir como uno de esos seres patéticos tomaba una de las espadas que estaban esparcidas por el suelo, traspasando mi piel, observo como de mi brazo brotaba la sangre, esta no estaba caliente, solo podía sentir el frío. ¿Por qué no podía sentir el dolor? Escucho como el niño no paraba de gritar, intentando oponer resistencia ante las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojitos rojos. Escuche decir que yo era su ángel, un sentimiento calido acaricio mi corazón, ese corazón que hace tiempo se había congelado. Observo a esos seres, sonriendo ante su pequeño logro, siento como mis ojos comienzan a doler, ya sabía lo que ocurría, mi brillo azul había desaparecido, ahora solo quedaba el rojo carmesí de mi sangre. Ellos sabían que nada de esto había terminado, observo como intenta huir, las puertas se cerraron frente a ellos. Ya no había salida. Las paredes comenzaron a teñirse de ese líquido carmesí, sangriento, terrible, mugriento, una sangre sin ningún valor, ya no valía nada. Esas victimas incautas, que osaron meterse con mi propósito, con un ser que aun no había perdido su pureza.

El trabajo había terminado y solo pude sonreír, no consiguió nada de información de esos seres desafortunados, mi mente todavía seguía nublada, el niño no decía palabras, se había quedado callado esperando a que yo le dijera algo, esa era innecesario. Escucho como se acerca a mí, sus pasos eran lentos, temerosos. - ¿Cuándo saldremos de este lugar? – pregunto sollozando, abrazándose a mi pierna. – Pues, ahora, tu mama te esta esperando y debes tomar un baño. Jajaja. – no pude evitar reírme al ver el gracioso puchero que hizo el niño. Solo unos pasos dinos fuera de ese recinto cuando el pequeño se encontraba vomitando. Después de esa escena, no era de extrañarse, cualquier ser de esa clase hubiera hecho lo mismo. Lo tome en bazos, retirándonos de ese lugar.