Dinner is ready ... time to meet (Athreyus)

por **Alice K. Deviluke U.** Jue Jul 04, 2013 4:38 am

Que bien, era un día especial, no podía ocultar la emoción, hoy conocería a mi compañero de equipo, el día estaba muy tranquilo, entre tranquilamente en la cocina, a preparar los últimos detalles de la comida que le estaba preparando a mi nuevo compañero, me habían informado que vendría a casa para conocernos, observo con atención la comida, el delicioso aroma inundaba todo el lugar. En mi rostro se dejo ver una expresión de tristeza, todavía faltaban unas especias para la comida, el Sukiyaki no iba a saber igual sin las hojas shungiku, Me quite el delantal y salí corriendo para buscar las hojas antes de que llegara el invitado. Volví al invernadero, observando las diversas plantas del lugar, sonriendo al encontrarme otra vez con la plantita de habichuelas, ya estaba muy grande y verde, ya las primeras vainas estaban saliendo. Recorrí el lugar, intentando encontrar las hojas que necesitaba. Estaba lista para marcharme, resignada, todo iba a salir mal, pero antes de salir del lugar, escucho una suave voz, apenas un susurre débil, dulce. Una pequeña estaba oculta tras unas cuantas plantas. Me acerque a ella, sonriéndole dulcemente. – Hola pequeña, eres la encargada de este lugar ¿verdad?... podrías ayudarme, necesito unas cuantas especias.

La pequeña solo asintió, le describí exactamente lo que buscaba, apenas era una aprendiz, la niña corrió por el césped, perdiéndose entre todo ese verde. Solo se tardo unos minutos, volviendo con unas cuantas hojas entre sus manos, las tome con cuidado, pero el olor era un poco diferente, observando que eran muy parecidas a las que conocía, no le di más importancia. Con una pequeña reverencia le agradecí a la pequeña, volviendo lo mas rápido que pude, colocando las hojas dentro de la cazuela, mezclándolas con todo lo demás. Solo unos minutos pasaron, la comida ya estaba lista, solo 5 minutos de retraso. Colocando los platos sobre la mesa, el Sukiyaki caliente en el centro, los cuencos ya estaban listos, la sopa de miso estaba en la cocina, y el Oyakodon estaba listo para servirse, miraba ansiosa la puerta, esperando a que llegara mi compañero.

por Invitado Jue Jul 04, 2013 4:40 am

En una de sus más desgraciadas rachas de mala suerte le habían asignado un grupo, un equipo o lo que fuera que se llamara, era aquello que relacionaban como «amigos» Athreyus estaba totalmente resignado, ya hacia un año que vivía en Iwagakure y en ningún momento había tenido relaciones personales con nadie ¿Por qué? Ni él lo sabía.

Era tan placentera la noche, simplemente le maravillaba, el silencio en las calles era espectacular, las luces molestaban un poco pero la luna estaba a su punto más esplendido. El por su parte caminaba cebil bajo, no decía nada ni aparentaba algo tampoco, miraba el suelo, sus pies entre la tierra de las calles y el sonido de sus pisadas suaves era lo único que se rescataba, si alguien tuviera un oído más agudo tal vez podría oír el sonido de su respiración, pero Athreyus no emitía otro ruido que interrumpiera con aquella bella noche.

En una decisión fallida, el albino había aceptado el encuentro con el primero de los miembros del equipo que le habían otorgado, no tenía ni la más mínima idea de quién era y esperaba que por lo menos, los que decidieron el equipo que formaría parte se hubieran tomado la molestia de saber los defectos del peliblanco. Se preguntaba mentalmente si serian personas de las mismas cualidades que él, silenciosos, solitarios, tranquilos y por sobre todo que no fueran mujeres, para completar la racha estaba totalmente del lado contrario.

Alza su mano sacándola del bolsillo izquierda, Athreyus era surdo, mira su palma y ve un pequeño papel escrito en Kanji, decía allí la dirección exacta de la casa del ninja. «Una invitación a cenar, que elegante por su parte me pregunto quién será este sujeto, no tardare mas, ya llevo diez minutos atrasado» observo luego la hora y suspiro, esperaba llegar a tiempo para cenar de forma caliente ya que la noche no estaba tan tibia como acostumbraba en Iwagakure no sato. Francamente odiaba la idea, pero no tenía otra opción, hacer sociales con esa gente, se mantenía firme con ahora sus manos devueltas al lugar inicial y miraba la casa desde la calle de enfrente, una tenue luz llegaba hasta donde estaba el pero su forma no se veía claramente, solo observaba allí esperando tener el valor de tocar.

Decidido al final, tras dos minutos de meditación, el peliblanco cruzo la calle hasta llegar a la casa, cruzo la calle con pasos lentos y pesados, algo en si le quería hacer retroceder pero era una obligación continuar por ello siguió. Toco la puerta al fin y con dos golpes secos espero dando aproximadamente cinco pasos hacia atrás quedando parado sobre la vereda, con intenciones de irse pero sin hacerlo.

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