A small vacuum in the heart (Misión D)

por **Alice K. Deviluke U.** Vie Jul 05, 2013 6:57 pm

¿Algunas ves oíste que muchas personas dicen que nunca comprendieron lo agradable que había sido su niñez sino hasta que fueron adultos? Bueno, ahora podía ver que mi niñez había sido una decepción. Ahora ya era muy tarde, ahora no tenia de recuerdos llenos de felicidad a los cuales aferrarme. Nunca podría entender completamente a los niños ya que nunca pude comportarme como una niña, solo era una cerramiento para mis seres queridos. Pero sabía que ese niño solo quería divertirse, llamar la atención. El pequeño lloraba entre mis brazos, había tocado una vena sensible. Intentaba huir, no había escapatoria. No podía entender el dolor que sentía ese niño, una familia que estaba muy unida, un pueblo lleno de paz, el poder vivir tranquilamente del sudor de su frente. Hermanos unidos, jugando juntos, narrando historias, risas acompañándolas, divirtiéndose hasta llegada la hora de dormir.

Un suceso trágico que cambio sus vidas para siempre. La guerra alcanzo el pequeño pueblo, su padre había muerto en la batalla. Una época traumática para muchos. Un cambio drástico debía suceder, todo eso había quedarse atrás. Los humanos tenemos una capacidad de adaptación increíble, pero para ese niño no era nada fácil, nueva escuela, nuevos amigos y una nueva manera de vivir. Pero parecía que ese mundo no quería aceptarlo, nadie quería acercarse a el. Pero debía entender que un cambio, aunque sea de lo más inesperado, puede ser algo bueno. Nos ayuda a crecer y aprender a dejar ese lado infantil. Ese niño solo quería algo de atención, sentirse querido, volver a experimentar el amor que se le fue arrebatado.

Lo acurruco entre mis brazos, el niño queda inmóvil. – No puedo entender lo que sientes, pero se que extrañas a tu papa, demasiado, lo necesitas a tu lado. Se que te sientes solo. Pero ya no será así, ahora seremos amigos. Tú y yo. – en el rostro del pequeño se dibujo una sonrisa. – Por el dedito. – observo como el pequeño me mostraba su manita, con el meñique extendido, una sonrisa se dibujo en mi rostro, uniendo mi dedo con el del pequeño. – Ya no vuelvas a molestar a los ninjas y al Tsuchikage. – por una extraña razón sentí que el vacío oscuro que roía lentamente el interior del pequeño comenzaba a desvanecerse y la sensación de equilibrio y serenidad regreso a esa pequeña alma. Ya no estaba solo, ahora tenia una amiga con la cual contar y yo tenía un pequeño amigo.