Flower full of happiness (Misión D)

por **Alice K. Deviluke U.** Vie Jul 05, 2013 10:30 pm

Flores, seres efímero de esta vida, solo tienen un corto periodo de vida, pero en ese corto tiempo una simple flor nace, crece, nos regala su belleza, su dulce aroma y cuando no tiene nada mas que dar muere, para darle su lugar a una nueva vida. Me encontraba en medio del jardín de aquella enorme mansión, rodeada de árboles y fuentes. Los pájaros no dejaban oír sus alegres tonadas, pero… esa casa estaba vacía, solo habitada por esa señora entrada en años, un lugar que debería estar lleno de felicidad, solo estaba cubierto por una sombra llena de soledad. Lo único que iluminaba ese lugar era la señora de la casa, que cuidaba con mucho cariño esas plantas. Pero esa cara llena de felicidad había sido borrada, las flores estaban siendo robadas y yo estaba ahí para eliminar lo que se las estaba llevando. Me quede oculta en la copa de un árbol, observando todo el jardín, y así fue como conocí al pequeño ladrón. Apenas un niño, un pobre niño que no había podido tener el amor de una familia.

Cuando aparecí junto a él, el pequeño quedo paralizado, una sencilla cuerda y el niño quedo inmovilizado. La señora estaba contenta, cuando vio al niño intento preguntarle el porque, pero el niño se negaba a hablar. La señora me pidió algo de ayuda con su jardín, gustosa acepte, el pequeño solo observaba, lo solté de sus ataduras, advirtiéndole lo que le pasaría si seguía cortando las flores. Estábamos trasplantando unas plantas cuando observe que el pequeño intentaba abrir un pequeño agujero, terminando lleno de tierra, con una pequeña herida en su mano. El pequeño solo se limito a observarnos trabajar. En un momento, observe como el pequeño se acercaba a la dueña del la casa, un poco sonrojado. – Etto… ¿Por qué nunca le corta las hojitas a las flores?

Pero pequeño, si corto las hojas de las flores, pero solo cuando necesito que crezcan mas… - la señora respondió con una sonrisa en su rostro. – Las hojitas sirven para que las plantas hagan su trabajo, no podemos quitárselas porque si. Solo se le cortan cuando ya no sirven. – escuche con atención la explicación de la señora, así que era eso, las hojas de las flores eran sus corazones, pero esas criaturas son sorprendentes, podían sacarles el corazón y volvían a crecer, mas bellas que antes. Cuando una hoja era arrancada, las impurezas de la vida se iban con ellas. Sonreí de forma sincera. El pequeño se sonrojo, observando como volvíamos al trabajo. – Te gustan las flores ¿verdad? – el pequeño solo pudo sonreír, observando las hermosas flores de ese jardín. Llego la hora de partir, el pequeño parecía triste pero por la cara de la señora, sabia que todo iba a estar bien. Me despedí de ambos, observando como la señora le decía algo al niño y a este se le iluminaba el rostro. Todo había acabado, ya no había problema. Desde ahora ese cuento se convirtió en uno con un final feliz.