Death is the worst you can find escort (Misión C)

por **Alice K. Deviluke U.** Sáb Jul 06, 2013 3:17 am

No tenía tiempo que perder, misiones que cumplir, mis superiores me habían mandado a buscar, una nueva misión me estaba esperando. Apenas entre a la oficina, el maestro Tsuchikage centro su mirada en mí, intentando mirar en mi interior, lo único que encontraría en mi interior seria oscuridad, un mundo cubierto de suciedad y sangre. Un sobre se me fue entregado, mi nueva misión comenzaría de inmediato. Extraigo el documento del interior, leyendo con atención la misión que me había sido encomendada. Tenia que escoltar al a un maestro artesano a los limites de la aldea y protegerlo de todo lo que intente hacerle daño. Observe al señor que se encontraba en la esquina de la habitación, el olor a alcohol inundo mis fosas nasales. Salí de la habitación con el señor siguiéndome, afuera del edificio ya nos esperaba una carreta con las pertenencias del señor. No tardamos en comenzar a caminar, el artesano se subió en la carreta, siguiéndome de cerca. Podía notar como las personas no dejaban de verme, en sus ojos el miedo era presente, hace tiempo que me había acostumbrada a ese trato, ser tratada como un fenómeno, como una bestia.

La puerta gigante de la aldea estaba frente a nosotros, atravesándola sin contratiempo al mostrar los permisos. Tardamos unos minutos en atravesar las montañas, era la primera vez que me alejaría tanto de la aldea. El paso entre las montañas había terminado, la hermosa vista nos dejo asombrados, un sin fin de lagos se mostraba ante nosotros, el sol se reflejaba sobre estos, era un paisaje realmente hermoso pero esa belleza era tan fácil de manchar, para mi este escenario seria mas emocionante si estuviera teñido de un rojo carmesí, esa belleza solo me recordaba lo patética que había sido mi vida. un simple objeto para la diversión de otros, llegando a los limites de la vida, pasando cada día al filo de la navaja. Siendo destrozada en cuerpo y alma. Con cada paso que daba, mi sed de sangre iba a en aumento, el viento era testigo de ellos, una helada ráfaga nos acaricio, agitando las incontables hojas que yacían en el sueño, removiéndolas, formando pequeños torbellinos con ellas. Observo a 3 seres que se interponen en nuestro camino.

Una sonrisa candorosa adorno mi cara, ocultando así el placer que me da encontrarme con esas criaturas. – Así que ustedes son los inútiles que querían hacerle daño al Meishō. – los hombres sintieron es peligro que representaba enfrentarme. Esos hombres cambiaron sus caras de macarras a una de terror total, sus cuerpos quedaron desechos, no había sentido en mirarlos, eran solo bolsas de sangre y carne patéticas, sus respiraciones era entrecortadas y sus incontables temblores revelaban sabían que su destina ya estaba escrito. Me lance contra esas criaturas, el mas cercano a mi sufrió las consecuencias de esto, sus brazos fueron sujetados por los míos, yo a su espalda, tirando de ellos, podía escuchar como sus músculos se comenzaban a desgarrar, no tarde en escuchar como los huesos dejaban su lugar original la carne hacia sido desgarrada, esos brazos ya no estaban unidos a su cuerpo. Observo como la sangre sale a chorros. El resto solo pudo salir huyendo, el Meishō me observaba, su rostro era frío, era una respuesta normal. Arroje esos patéticos brazos a un lado, la sangre comenzó a teñir el agua a nuestro alrededor. Todo había acabado. Seguimos con nuestro camino, llegando a nuestro destino. La frontera. Aquí terminaba mi trabajo, un grupo de personas nos esperaba, recibiendo al Meishō con alegría, dándome las gracias por todo. Con una sonrisa me despedí. Espero que le vaya bien.